martes, 12 de mayo de 2015

Celos.

Freya.
Hay un punto en cada día en dónde te detienes a admirar la belleza de la vida. La belleza de la felicidad, de la melancolía, de la nostalgia; la belleza de la ira y de la tristeza, de la soledad y la compañía.
Hay un punto en cada día en donde te detienes a observar el tiempo pasar, a saborear los colores de la historia y en donde el rugir de las entrañas te hace percatarte de lo sola que estás. De las acciones y desiciones que te llevaron a estar justo en ese momento, en ese espacio.
Hay un punto en cada día en donde te miras al espejo y ves la realidad, ves lo que serás y lo que fuiste y como en las sonrisas se esconden las incesantes ganas de gritar, de llorar y correr. Huir lejos, y comenzar de nuevo. Ves reflejado todo aquello que no eres. Todo lo que eres también. Ves tus deficiencias y lo estúpido que es el contexto. Como con una sonrisa y un "todo bien" se olvidan de la existencia de la soledad y que con una simple palabra un corazón se puede romper.
Hoy he cumplido por fin 21 años Freya, todo aquello que antes me aterraba me ha alcanzado, todos mis miedos se han vuelto realidad y mis fantasías también. He hecho un recuento de lo que era y lo que soy, lo que tenía y ahora tengo. De lo que temía y ahora temo. De lo que amaba e importaba y ahora vive como un recuerdo, como una fotografía enterrada en las esperanzas.
No sé. He comenzado una etapa en donde me replanteo el sentido mismo de la vida. Quien importa y quien no, a quien le importas y a quien no, a quien nunca le importaste y quien estuvo siempre ahí.
A pesar mi inútil lucha para mantener mi esencia, parece que una nueva yo surge de las cenizas que han dejado todo lo ocurrido. No más buena, no peor. Simplemente una nueva yo, menos interesada en la superficialidad y lo absurdo. Una nueva yo que se asquea de la perdida de tiempo pero que es lo suficientemente incongruente para desperdiciarlo en pensar  y –de nuevo– replantear mis confundidas prioridades. La vida se antoja tan corta, hermosa y cruel que ansío el ya vivirla, ignorando mi realidad actual viviendo en el mañana y el ayer

sábado, 9 de mayo de 2015

Surrender.

Yo funcionaba con un corazón vacío,
sin una gota de gasolina,
intentando atenuar cada chispa
que pudiera doler, que pudiera quemarme entera.
Como un soldado sobre el campo de batalla,
tumbado herido sobre el terreno,
yo luchaba sola con una espada rota,
ahora, estoy atrapada en una guerra sin escudo.
Si ahora me abrazas, y nunca me dejas,
si dices que te quedarás conmigo para siempre,
entonces yo, me rindo, me rindo.
Si ahora me abrazas, y nunca me dejas,
si dices que te quedarás conmigo para siempre,
entonces yo, me rindo, me rindo.
Me rindo, me rindo.
Puse a prueba a todos lo que lo intentaron,
luego los vi desvanecerse.
Mientras miro alrededor en una habitación vacía,
no veo a nadie que quede para echarle la culpa,
porque hice de mí misma una prisionera,
encadenada por todos mis miedos,
pero siento que te estás abriendo paso por las paredes,
haz que caigan, hazlas desaparecer.
Si ahora me abrazas, y nunca me dejas,
si dices que te quedarás conmigo para siempre,
entonces yo, me rindo, me rindo.
Me rindo, me rindo.
Si ahora me abrazas, y nunca me dejas,
si dices que te quedarás conmigo para siempre,
entonces yo, me rindo, me rindo.
Cash Cash - Me rindo

domingo, 22 de febrero de 2015

Aeropuerto.

Freya.
Febrero me ha hecho bien. He decidido aceptar cosas y tratar de sanar heridas.
Desiciones; creo que al final todo depende de ellas.
El cómo decidas lidiar con los problemas, cómo decidas sentirte, cómo decidas sonreír o cómo decidas actuar ante las situaciones que se te presenten será lo que determine tu día a día, momento a momento.
Poco a poco me alejo de la oscuridad, haciendo las pases con mis demonios y aprendiendo a controlarme. Irónico, al final, el dolor y la soledad fueron lo que me hicieron tomar el control. Lo que impulsaron la búsqueda de la paz.
La ayuda de Dios ha sido divina. Le estoy infinitamente agradecida. Encomendarme a Él y Ella fue lo mejor que pude haber hecho en los últimos años.
No te mentiré, la tristeza lucha por quedarse, la melancolía ahora se ha hecho algo rutinario y el anhelo aún me consume un poco.
Creo que, como bien dijo Mario Benedetti, soy una persona alegre con vocación de triste. O tal vez viceversa, o al revés. Hay siempre algo de tristeza en mis momentos felices, al igual que siempre hay un poco de alegría en mis peores días.
Pero cómo saber, tal vez es en el poder de la decisión la que determina la felicidad, tristeza, enojo o melancolía.

Extraño mucho a aquellos a los que solía llamar mis amigos. Extraño a Tima, a Cachorro y a Fernando. Extraño a Julieta, a Fercha, a Simonet. Vaya, extraño hasta a Gaby. Extraño a César, a Brenda y a Jesús. Me extraño.
Creo que voy a comenzar a salir con Jorge. Sí, el Jorge que todo el mundo me dice que es un imbécil y sí, el Jorge que lo es.
He estado reflexionando sobre las situaciones de mi vida, mis desiciones y mis acciones.
Quiero poner un poco de orden, tener un poco más de voluntad. Hacer las cosas bien, tratar de ser la mejor versión de mí posible, quiero mirar al futuro con esperanza y no con miedo y quiero que llegue un momento en el que mire mi pasado con orgullo y no con melancolía.
Si bien es cierto que Jorge me gusta únicamente fisicamente, el estar con él me resulta cálido y reconfortante. Es un idiota divertido. Además, sé que no quiero una relación con él. ¿qué punto tiene salir con él entonces? ¿diversión? No, ¿Fernando? Tampoco.
Simplemente por el momento no tengo ganas de querer. Quiero a alguien, pero no quiero querer a alguien. Creo que Jorge entiende eso y lo acepta bien. Un acuerdo mutuo bastante convencional. Sin embargo aún hay algo que ensombrece mi complicado corazón y es que hay que aceptarlo, extraño, y mucho, al imbécil de Fernando y ello me causa bastante conflicto. ¿Compararé en exceso? ¿Seré lo suficientemente madura como para poder comenzar de 0? ¿Podré cerrar el ciclo? Joder, me choca el tiempo y la espera. Me choca la indiferencia y la incógnita.
Pero el equilibrio, al igual que el amor, no se encuentra ni se hace solo, hay que construirlo y por algo se tiene que empezar.
Tengo que dejar de preguntarme por qué, tengo que dejar de imaginar " Y si", tengo que dejar de proyectar imágenes en mi cabeza en donde están Tima, Fer, Ita y Catch juntos platicando en la cama de Tima. Tengo que dejar de imaginar abrazos, besos, miradas y caricias. Tengo que dejar de construir risas y sonrisas que no existen ni existirán. Tengo que dejar de imaginar tardes de domingo y videojuegos.
Joder que se complican, malditos humanos y sus malditas complicaciones, si tan solo vieran que las cosas no son así de complicadas. Si tan solo decidieran amar y sonreír, aceptar y abrazar, entregarse y besar.
Con todas las esperanzas de mi persona espero la primavera. Espero sonrisas y nuevas experiencias, aprendizaje y amor. Este invierno me hizo crecer de una manera impresionante, me hizo madurar, aceptar. Me hizo aprender a controlarme y me ayudo a aceptar mi soledad y fortalecer mi paciencia.
Creo que es momento de agradecer, de agradecer el dolor y el sufrimiento, las caídas y los put... golpes. Es momento de agradecer la grandeza del señor, de agradecerle que creyó en mi y guardo mis espaldas, aún cuando yo estaba sumergida en la oscuridad y no creía en mí. Gracias, de verdad.
Es momento de agradecer por las amistades, por el tiempo de estas y porque ocurrieron. Sí, me duele de una manera inimaginable que ya no sea lo mismo pero no por ello me arrepiento y dejo de pensar que fueron lo mejor que me pudo pasar en su momento. Gracias.
Ha llegado el momento de agradecer por lo que he llegado a comprender, entender, crecer y amar.
Siempre seré alguien sombría, he aprendido eso, siempre tendré tendencias depresivas y los doctores siempre querrán medicarme por ello (jejejeje XP) pero también seré agradecida y noble; y aunque haya momentos en los que en mi sentir y pensar no vean la luz, siempre estaré agradecida por la oscuridad también. He encontrado un punto en dónde las lagrimas y las sonrisas se unen, en donde la luz y la oscuridad se encuentran, ese punto soy yo. Lo he comprendido.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Mientras manejaba, la música citaba sus recuerdos.
Su piel podía sentir el calor de los abrazos, la suavidad de los besos.
Sus ojos derramaban lágrimas pero sus labios sonreían.
Era algo único, el sentimiento de melancolía que la inundaba le hacía reflexionar sobre lo maravillosamente interesantes que eran las personas. Podían amar, podían extrañar, podían anhelar y aún así podían solo mirarse sin dirigirse una sola palabra. Incómodos a su presencia. Podían callar tanto y pretender tanto. Podían inclusive engañarse a si mismos, pero no podían entregase a su humanidad. Tenían tanto miedo, eran tan inseguros que aún en los mismos brazos que los amaban se sentían temerosos y dudosos.
–Joder– susurró.
El medidor de gasolina había llegado a la mitad y ella aún no llegaba a su destino. Fuese cual fuese ese destino, no conseguía llegar.
Se le ocurrió que las personas siempre serían una playa de situaciones y que cada granito de arena era lo que hacia hermosa a la playa. Cada situación, emoción, acción o decisión se veía en cada granito, un simple grano sin chiste, pero cuando venías la imagen completa siempre sería hermosa.
Se sintió triste, era hermosa sí, pero cuanto había acumulado.
Quería ver amor, quería ver la parte bella de la humanidad, quería ver sonrisas y abrazos, lágrimas de felicidad y besos.
Su mente se iluminó y tras un segundo de duda, se dirigió al aeropuerto.
Un no lugar que siempre resultaba enternecedor.
Le gustaba ir a ese tipo de lugares, sentarse y observar; sentarse e imaginar qué historias había detrás de cada abrazo, de cada beso. Qué es lo que pudiese haber pasado antes de una lágrima y un "nos vemos" susurrado con esperanza.
Cómo se habían conocido parejas que hoy viajaban juntas, cómo habría sido la propuesta de matrimonio de un anciano que abrazaba con ternura a sus nietos. Cuales habrían sido las primeras palabras a su primer hijo de una madre que ahora batallaba con 3 más.
Lugares como el aeropuerto siempre le habían agradado de sobremanera. Eran cuna y climax de sus más tiernas historias.
Llegó con la esperanza de llenarse de amor. De ver a todas las personas abrazarse, mirarse y besarse. De ver cómo se daban la bienvenida y con que anhelo se despedían.
La sola idea de lo que pudiese ver e imaginar la emocionaba. La inspiraba.
Y ese día no fue la excepción.
Después de haber estacionado el coche y de por fin haber terminado con la fila para comprar chocolate, donas y algunos dulces se sentó observando a una pareja que no pasaba de sus 30, una pareja que la había cautivado desde que los había escuchado pelear por cual era la mejor manera de comerse las paletas con capas. Ellos estaban apenas dos personas atrás de ella y justo como cuando pasa cuando estás con algún ser amado, ninguno de los dos parecía percatarse de la presencia de los demás que estaban a su alrededor, incluyendo a ella.
La joven, de cabello castaño y largo, ondulado y alborotado sostenía que morder la paleta hacía que los sabores se mezclaran y que con ello se creara una explosión de sabor inigualable a la que resultaría de cualquier capa por si misma.
El joven, alto y robusto, castaño y recatado defendía la postura de que las paletas se habían hecho de esa forma por una razón y que el romper con ese sentido era triste, las paletas debían ser consumidas capa por capa, de otra manera, su razón de ser no tendría fin ni sentido.
La melancolía la inundó de golpe. Era como si el destino se estuviera burlando de ella. Hacía apenas 5 meses que ella había tenido exactamente la misma conversación con el que ahora era responsable de sus poemas madrugadores. Era como verse a si misma y a el baboso que le había roto el corazón discutir dentro de 7 u 8 años. Hasta se parecían fisicamente.
Los siguió. Les mantuvo el paso fascinada y despreocupada de guardar discreción alguna. La escena le resultaba hipnotizante. Era la viva imagen de la realización de sus anhelos. Se veía reflejada en ellos, al igual que todo aquello que iba a ocurrir pero nunca pudo ser.
Su imaginación comenzó a volar ¿Cómo se habrían conocido? ¿Cuáles habrían sido sus primeras palabras? ¿Cómo habría sido su primera noche juntos? ¿Él se le habría propuesto de manera increíble o de manera clásica?, o a lo mejor ¿ella se le habría propuesto a él?. ¿Habrían sido amigos primero o a lo mejor habría sido un caso de atracción a primera vista? ¿Quién se habría enamorado primero de quien? ¿Cómo habrían sido sus veranos y sus inviernos juntos? ¿Quien sería el más celoso de los dos? ¿A quién le gustaría el café y a quién el té?
Su mente volaba entre pregunta y pregunta, resolviendo todo a como a ella le hubiese gustado que fuera.
Los veía, jugando como dos adolescentes y riendo sin pena o temor alguno.
Los veía y veía la representación de lo que ella quería.
El momento llegó, el joven miró su reloj y froto sus palmas. Aviso a la joven y ambos se dirigieron a la puerta de abordaje.
Su paso se alentó y sus manos se sujetaron con más fuerza. Era obvio a la vista de cualquier espectador que supiera prestar atención. No se querían separar.
Llegaron a su destino y sin decir palabra alguna se abrazaron. Se abrazaron por un tiempo relativamente largo.
Él deshizo el abrazo y tomo el rostro de la joven. Sólo se miraron.
¿Cómo chingados no había traído una cámara? La siguiente vez que viniera a espiar a la gente se aseguraría de traer una cámara.
Un tierno "te amo" surgió de los labios de él y ella sonrió cínica.
–Lo sé –rió– pero yo te amo más.
–No hoy –respondió él besando su frente.
–Háblame en cuanto llegues ¿vale? –pidió ella acariciando la mejilla de él.
–No sé si aguante tanto sin verte. –susurró él abrazándola de nuevo –Les diré en el trabajo que no me siento bien y que envíen a otra persona.
–¿Estás loco? No hay nadie mejor que tú en ese aterrador lugar lleno de godinez. –sonrió animándolo.
–Ya sé, pero no es que sea indispensable que vaya a...
–Ya ya, ¡no seas nena! voy a estar bien, vas a estar bien y nos veremos más pronto de lo que parece. Ahora vete y me hablas en cuanto llegues.
La joven le dio un beso tierno y fugaz y lo empujó a la puerta. Él negó con la cabeza divertido y suspiró. Entró a la puerta y abordó.
En cuanto su cuerpo desapareció de vista la joven comenzó a llorar. Varias lágrimas resbalaron por sus mejillas mientras ella miraba fijamente la puerta.
–Te voy a extrañar idiota –dijo soltando las palabras al viento, como si al decirlas tuviese la esperanza de que le llegarán a él.
Limpió sus lagrimas y sonrió.
–Te voy a extrañar. –repitió.
Se dirigió a la salida no sin antes comprar una paleta de capas y morderla con toda la fuerza de su reciente discusión.
–Siempre tengo razón. –Sonrió.

No necesitaba más. Viendo a la joven salir había coronado a la historia que inspiraría sus pensamientos de la noche, había encontrado lo que había ido a buscar y no solo eso, había visto en el plano de lo real una idea de lo que pudo haber sido alguna vez su futuro. Porque tal vez, en otra dimensión, en otro tiempo y el otro lugar, no eran la joven castaña y el hombre robusto y alto los que se miraban, eran ellos; él y ella misma eran los que se estaban despidiendo justo en ese momento, ellos eran los que se extrañaban, los que se decían "te amo". Y quién sabe, tal vez inclusive, ella acababa de verse a si misma.



lunes, 16 de febrero de 2015

Noviembre.

Freya.
No había escrito nada desde octubre.
Mis ganas de cualquier cosa se han perdido.
Y aunque a rastras trato de recuperarme, nada es lo mismo.
No sé si seguiré pretendiendo ante todos que todo está bien, o si de plano comenzaré a exteriorizar mis sentimientos.
Van dos semanas de noviembre y aunque mejor, aún hay algo que me perturba.
Busqué a Delaion con la esperanza de instrucciones precisas de cómo seguir, jamás respondió.
Fingiré entonces que todo es como quisiese.
Sonreiré.

Fines de semana. Benditos y malditos fines de semana.
Este fin de semana fue un genuino hecatombe. Tomé hasta perder la conciencia, en busca de un minúsculo escape que al final, solo me sumergió más en mi oscuridad.
¿Qué tan roto puede estar uno por dentro?
¿Qué tanto puede ocultar una sonrisa?
Octubre acabó pero al igual que cuando inició ahora todo es diferente.
Mi debilidad fue demasiada. Mi corazón se rompió. Mi alma se rompió y lo noto a ver lo que ahora estoy dejando entrar.
¿Notarán mis amigos que ya no volveré a ser la misma?
¿Notarán que mis sonrisas ya no son verdaderas?
¿Podrá alguien notar cuanto dolor se esconde en mi mirada?
No hay razones, motivaciones o simples ganas para continuar.
Sí, estoy rota. Cerrada y vacía.
Comencé a ir a misa diario, con la esperanza de encontrar eso a lo que llaman consuelo.
Rezo por la fuerza, rezo por el amor, por la esperanza.
Por un lado el simple hecho de levantarme de mi cama es un martirio, pero por otro hay una extraña voluntad dentro de mi que mantiene viva la esperanza. Unas extrañas ganas de no rendirme pero que no tienen la suficiente voluntad para hacerme sentir bien.
Sin Tima ¿quién será aquella persona que abra mis ojos a la belleza de la vida? Belleza no viciada, belleza pura y genuina.
Dejé de temerle a la soledad, ahora estoy tratando de llevarme con mis demonios. Estoy tratando de aceptar mi destino.
Freya.
Dicen que Dios no pone nada en tu camino con lo que no podrás lidiar. ¿En verdad me considera fuerte? Porque yo no.
Quiero escapar pero no quiero huir.
Soy patética.
Comenzaré a escribir diario. Es lo único que puedo hacer en este momento.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Se miró al espejo una vez más.
Suspiró.
De nuevo tenía esa mirada. La mirada que acechaba su soledad.
Se miraba fijamente, tratando de encontrar eso que nadie ve y que todos comentan.
Se miraba fijamente, tratando de encontrase a ella misma.
Se miraba fijamente, tratando de encontrar algo que sabía no existía.
La puerta del baño sonó.
–¿Tienes delineador negro? –preguntó Gabriela.
Regresó a la realidad.
–Sí, en mi bolsa. Dame dos y ahorita te lo paso.
Ensayó su mejor sonrisa y salió. Había una fiesta por delante y la noche aún era muy joven.

Había decidido que ignoraría su realidad, sus sentimientos y sus pensamientos. Iba a ignorar su sentido común y su racionalidad. Había decidido ignorarse por lo menos una noche. Pretendería ser lo que odiaba e ignorar todo aquello que la lastimaba. Pretendería ser fría e indiferente. Sería egoísta e instintiva, por lo menos una noche.
Quería perderse, quería olvidar, quería fingir que era alguien más. Alguien normal, una joven cualquiera que no veía nada y que su preocupación era con quién iba a estar en la velada.
Pero él había ido a la fiesta.
Él la estaba mirando con una sonrisa en su rostro.
Él la estaba llamando.
El caprichoso objeto de sus anhelos no resueltos. Aquel en quien absurda y estúpidamente había depositado sus esperanzas rotas. Aquel por quien su mundo había cambiado tan radicalmente.
Y vaya que era estúpida. En lugar de comportarse, en lugar de salir, irse y olvidarse de ser idiota tomó el tequila.
Eligió el tequila.
Su coraje, su impotencia, sus anhelos. Toda ella explotó en el primer trago.
Mientras el liquido calentaba su pecho, imágenes comenzaron a inundar su mente y su corazón.
Quería ahogarlas. Quería ahogar sus emociones, su pasado, su presente e inclusive, tal vez, su futuro.
Tomó y tomó.
Quería gritar al mundo que ella no tenía la culpa de ser como era. Quería gritarle al mundo que le odiaba por no poder ser amada.
Pero solo tomo tequila.


sábado, 7 de febrero de 2015

Relatos de una inadaptada. 1

La mayoría de las cosas que hago no tienen lógica alguna.
Y eso que debería estar haciendo, por mera obligación o sentido común, nunca lo hago.
Joder, si sigo así me terminaré hundiendo.
Muchos hablan sobre la actitud que hay que tomar en la vida, sobre como hay que luchar por lo que quieres y que a veces, para lograr eso que quieres, tienes que pasar por cosas que no te agradan del todo, como trabajar para alguien que no te cae tan bien, hacer trabajos que no te motivan del todo, sacrificar horas de sueño o diversión por entregar algo a tiempo...
Yo simplemente no le veo el sentido a todo eso.
De todas esas personas que hablan sobre no disfrutar de cada segundo de vida que se les ha obsequiado, yo me pregunto cuantas realmente se ponen a pensar en la proporcionalidad de sus vidas.
Solamente vivimos un promedio de 90 años (suponiendo que un camión no decida arrollarnos o que podamos salvarnos de un asalto en un callejón o de una esposa neurótica, suponiendo que vivamos saludables y con mucho sexo) En estos años dormimos un aproximado de 40, sí, años.
Dentro de esos 50 que sobran, aproximadamente 30, los gastamos en aprender y perfeccionar una profesión (excepto si estudiaste medicina, si estudiaste medicina olvídalo, tu vida se irá en estudiar y salvar más vidas claro.) Solo tienes cerca de 20 años para distribuir entre amigos, viajes, noches admirando las estrellas, amaneceres, besos, abrazos, picnics y canciones de piano.
Ahora compara esos 20 años con la infinidad del tiempo.
Es nada.
Nuestra vida no es nada más que un parpadeo, un efímero instante que se nos escapa, un segundo especifico en el que lloramos, reímos, amamos, sufrimos, leemos, nos caemos, nos levantamos, comemos nutella, leemos el principito, vemos Chabelo, besamos, admiramos, creamos, nos enojamos y mil cosas más.
¿No es entonces la vida demasiado corta como para no disfrutar cada segundo?
Si algo no nos gusta ¿por qué habríamos de hacerlo?
Si algo no nos parece ¿por qué no habríamos de cambiarlo?
Si algo no nos motiva ¿por qué habríamos de quedarnos estancados en eso?
Si alguien no nos ayuda, nos ama o nos enseña ¿por qué habríamos de quedarnos con ese alguien?
¿Sólo porque TIENES que hacerlo?
No me parece suficiente.
Al yo decir que disfrutemos de cada segundo, no me refiero a que tenemos que estar riendo, gozando y viviendo en un estado de éxtasis constante, si no a que hay que disfrutar de cada cosa. Hay que disfrutar de las lágrimas, de la soledad, la decepción; de la tristeza, el desamor y el hecho de que se haya acabado tu bote de nutella. Hay que disfrutar de todo pero siempre sabiendo en el fondo que eres congruente con tus valores y tus ideas. Que si no te gusta una persona que es hipócrita, no vas a estar trabajando para ella. Que si no te gusta el hecho de engañen y roben a la gente, no vas a estar trabajando para el PRI.
Tienes que estar seguro de que si te gusta hacer nada, estás haciendo todo lo congruentemente posible para lograr ese "nada".
La vida de por si es difícil, por qué no invertir nuestro tiempo en cosas que hagamos porque QUEREMOS hacerlas.


Un nuevo año. Los extraño.

Freya.
Un nuevo año a comenzado y no me había pasado por aquí en casi tres meses.
Han pasado tantas cosas.
Han sido meses de cambios, muchas lecciones aprendidas, muchas aceptaciones. He crecido y sí, tuve y tengo miedo.
Es impresionante ver que tan fuerte y a la vez tan frágil te puedes volver en un periodo de tiempo tan relativamente corto. Cuánto puedes aprender, cuánto puedes llorar, cuánto sonreír y cuánto ocultar.

No había querido escribir, por miedo a no encontrarme a mi misma en las palabras que expresaba.
Pero creo que he alcanzado un estado que se parece en algo a la despreocupación, pues he entendido que hay cosas que están fuera de mis manos y que a pesar de todos mis deseos, no depende de mí el cambiarlas. No puedo negar que duele, pero he –de alguna manera– aprendido a ser paciente, creo.

Joder, han pasado tantas cosas que ya no sé que escribir o cómo contártelas, pues al final no logro estructurarme,  hay tantas cosas que quiero comunicar que al final digo mucho y no significa nada.

Estoy echándole muchas ganas, como prometí a Tima, pero vaya que la extraño. Extraño los momentos pasados, los abrazos y las risas, extraño a Ohana y a lo que ésta significaba para mi.
Extraño septiembre.
La vida es una colección de momentos, una caja de memorias y tal vez, un librero de lecciones.
Lo malo de esto es que muchas veces no valoramos lo importante de los momentos hasta que se han convertido en memorias o se han archivado en el librero de las lecciones.
No valoramos que tan bien nos la pasamos con él o la que está sonriendo junto a nosotros, no valoramos cuánto apreciamos su amistad, su calor y sus consejos. No valoramos cuánto nos gusta ir a ver películas un sábado en la noche con alguien, o cuánto nos gusta ir al cine y quedarnos a hablar por horas con esa persona hasta que ya no lo puedes hacer.
En éstos meses muchas cosas han cambiado, vaya que sí. Pero de las más importantes se encuentran a los amigos a los que ya no les puedo hablar. Es triste, no lo negaré.
Cometí muchos errores, que tampoco negaré, cosas estúpidas y absurdas que arruinaron esa colección de momentos, malos entendidos que dañaron el corazón.
Ahora, comenzando de nuevo y resurgiendo desde las cenizas, el dolor de mi pecho se disfraza de falsa esperanza. Mi falso consuelo se abraza con mis anhelos y represiones, pues, por más que quiero sonreír y lanzarme a los brazos de mis personas amadas, su rechazo me lo impide.
¿Será entonces que el problema reside en mí? Yo, cegada por mis buenas intenciones será que no me doy cuenta de lo hipócrita que soy? ¿Será que en mi soberbia pienso que no he hecho nada malo?
Joder, sólo quisiera hablar las cosas y que todo retomara su curso, es triste ver que tan poco importabas...
Que tan poco importaba la amistad.

Siempre he creído que una buena amistad es más difícil, más importante y más hermosa que cualquier otra relación, pues al final, relaciones como el matrimonio o el noviazgo están basadas precisamente en amistad. En ese termino que encierra ternura, intimidad (no de la que comúnmente se entiende) comprensión, cariño, complicidad, preocupación y un sin fin de cosas más.
¿Mi definición de noviazgo? Una MUY buena amistad, con momentos cachondos.
Basado en eso, el cultivar, mantener y disfrutar de una buena amistad es algo que resulta –y se antoja– bastante complicado. Creer que hay alguien que se preocupa, te procura, disfruta de tu compañía y comparte tus locuras es algo que como bien dice Master Card, el dinero no puede comprar.
Creía tener eso, creía que yo al apreciarlos y al importarme tanto sería difícil que se alejarán, pues un buen amigo, un VERDADERO amigo, jamás te dejaría sola y mucho menos te despreciará y por lo tanto lastimará.
¿Es entonces utópico creer que alguien llegará a apreciarme tanto como yo los aprecio?
¿Es entonces utópico creer que hay verdadera amistad? ¿Será necesidad de mi existencia y salud mental el mantener la esperanza de que si?
Amistad.
Los extraño, a todos.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Suspiró. Llevaba casi una hora intentando terminar la lectura pero su mente no dejaba de viajar y recriminarle su soledad. Su corazón y su cerebro habían formado una alianza letal que no la dejaría ser así fuese su anhelo más profundo.
Cerró el libro vencida. Tomó los cigarros que descansaban plácidamente en su bolsa y se dirigió al área de fumadores. Al parecer le había encontrado un discreto disfrute a la idea de matarse poco a poco con algo tan sencillo como un cigarrillo. Además, era la excusa perfecta para salir al exterior.

Sacó los audífonos enredados de su bolsillo izquierdo y los conecto al celular una vez desenredados. Reprodujo algunas de sus canciones favoritas y se sentó a disfrutar de su miseria.
Veía al cielo, admirando la luna. Agradeció en secreto por la noche y se perdió en la infinidad de ese momento.
Cerró los ojos y recordó con melancolía aquello que su corazón anhelaba. Recodó los abrazos, las risas, las sonrisas y los cafés. Recordó las discusiones y la complicidad.
Le subió a la música de su reproductor. Su corazón comenzó a latir con fuerza, un vació inundó su pecho.
Había terminado. Había terminado y era hora de lidiar con los sabores amargos de las consecuencias de sus desiciones. Era hora de aceptar y vivir su realidad. Estaba sola, una vez más.
Miró su reloj, un reloj que había estrellado en el suelo con la esperanza de que se detuviera, un reloj que simbolizaba su dolor. Las manecillas no se movían, sonrió ante la idea. Ella había logrado detener el tiempo.
Dio otra bocanada a su cigarrillo y rió ante su situación. Era patética, simplemente patética.
La canción cambió y con ella sus emociones también.
Mujeres.
El coraje se hizo presente como una daga que atravesó rápida y eficazmente. ¿Cómo era posible? ¿En qué momento había aceptado tan alegremente el ser tan patética?
Aquel que se había convertido en objeto de su ternura ahora pululaba sin ningún tipo de secuela. Aquel que había prometido y fallado, iba por la vida orgulloso y campante. Aquel que había faltado a su palabra reía sin culpabilidad alguna. No, ella no importaba y ahora estaba más segura de que nunca importó. Y aún así, ella era la que se comportaba como estúpida. Que jodido coraje le causaba.
Su orgullo, dañado y ofendido le gritaba que ya era suficiente y ella, resuelta, escuchaba todas sus razones.
Le dolía. Las heridas causadas por sus esperanzas rotas y sus ilusiones pisoteadas alimentaban el enojo de su orgullo maltrecho. Todos "te lo dije" que había tenido que soportar no eran en sí el problema si no su dolor al tener que aceptar que sí, efectivamente, "se lo dijeron" y ella había confiado, había deseado con todo su corazón, que ésta vez, sería diferente. O eso era lo que habían prometido.
–Suficiente– se dijo con determinación.
Sacó su teléfono celular y consultó la cartelera de cine, iría a ahogar sus penas.
–Algún día tendré un amigo de verdad. Punto.– se dijo.
Y se había convencido. Ahora no tomaría cariño con tanta intensidad, ahora no dejaría que traspasaran su coraza, la siguiente vez, sería lo que quería que viesen, no más.
A partir de ese momento comenzaría de nuevo su vida como si nada hubiese pasado. Sonreiría de nuevo, viviría de nuevo.
Y entonces, lo vio.

lunes, 2 de febrero de 2015

Zapatos y cristales.

Freya.

Empatía.
Una palabra tan simple, un significado tan tan tan profundo.
Qué persona realmente es capaz de ponerse en los zapatos del otro.
Hoy estoy atónita. Llena de emociones encontradas: ternura, comprensión, coraje, frustración, empatía....
Conocer o empezar a conocer a una persona puede resultar la cosa más maravillosa del mundo. Comprendes infinidad de cosas, agarras más cariño e inclusive encuentras a una posible cómplice de vida.
Empezar a conocer a alguien después de diez años como extraños cordiales, es una sensación impresionante, que deja un amargo sabor de culpabilidad.
Hoy una amiga me contó un poco de sus sentimientos, sus frustraciones, sus pensamientos y anhelos, y sólo me ha hecho llegar a una conclusión: Es impresionante lo que uno puede llegar a esconder solo poniendo una sonrisa en la cara.
No cabe duda que cada cabeza es un mundo, pero aún un mundo más profundo y complicado es un corazón, y cada corazón tiene tanto qué decir.
¿Qué te puedo decir? Si el mundo fuera un lugar más empático, si cada uno de nosotros nos pusiéramos en los zapatos de los otros, el mundo sería un lugar utópico. Y es que esto de la empatía es un arma de doble filo, pues uno no puede dejar de tomar cariño por aquello que comprende.

Hoy sentí una ternura y comprensión por esta nueva amiga a la que a pesar de desayunar con ella los últimos diez veranos no había tenido la dicha –o amargura– de comprender.
Tanto a aguantado, tanto ha pasado y soportado como aquellas grandes que se pueden llamar a si mismas MUJERES. Y es tan frustrante escucharlas, querer ayudarlas y no poder hacer nada.
Entender su sentir, compartir su dolor, escuchar sus susurros y solo poder limitarte a mirar con comprensión.
Joder que me gustaría hacer algo, me gustaría hacer algo por todos. Me gustaría hacer tanto, que al final no hago nada, ahogada en olas de impotencia y frustración. Resignada.

Pero es que el ser humano es tan deliciosamente complejo...  cegados por el orgullo y necedad nos perdemos de las mejores relaciones de la vida. Convencidos de nuestros razonamientos y argumentos baratos que solo confirman aún más nuestra estupidez. ¿No sería tan hermosamente fácil hablar y tratar de comprender el razonamiento y los fundamentos del otro? Ponerse en sus zapatos, mirar desde su cristal.
No, necios corderos que argumentan con sus berridos insensatos. Triste situación de almas conocidas. Como quisiera ayudarlos, verlos felices y completos; sin dudas y sin temores. Sin traumas ni frustraciones. Sonriendo y soñando, hablando y escuchando...
Solo me queda pedir perdón por mi propia humanidad, perdón por mi necedad y mi soberbia, perdón por no escuchar, perdón por ignorar....

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


Limpió su lágrima y sonrió con la frente en alto.
–Es que son tantas cosas...
–Comprendo –susurré enternecida.
–Es que no porque me vea serena y fuerte lo soy, sé que parece que quiero arreglar todo pero también...
–Necesitas que te arreglen –completé.
Asintió pensativa.
–Hay veces que uno llega a su tope y por cosas así, que nadie entiende realmente, uno se...
–Rompe.
Asintió de nuevo.
–Pero es que es tan difícil, trato de llevarlo lo mejor posible, pero a veces siento que soy solo yo la que...
–Parece que está esforzándose.
Asintió.
–Pero no te quiero marear más con mis choros, sólo es un poco de mi perspectiva, por que hay veces que uno...
–Explota –sonreí.
Sonrió y asintió de nuevo. Se levantó en silencio, tal vez un poco arrepentida por mostrar de alguna manera su vulnerabilidad. Se dirigió a la puerta y me dirigió una mirada de agradecimiento.
El sentimiento creció en mi pecho.
Ahora la comprendía mejor, ahora la miraba diferente y ahora la quería un poco más.
Las palabras salieron prácticamente solas de mi boca...
–¡Espera! –grité, ella se giró sorprendida. –Si de algo sirve, muchas muchas gracias.
Asintió de nuevo sonriendo.
–Buenas noches.
–Buenas noches.

martes, 4 de noviembre de 2014

Historia de amor.


Negar una historia de amor, no la hace inexistente.

Tú y yo tuvimos una historia.
Fugaz, pero finalmente una historia.
Con momentos inolvidables, versos delicados y besos repartidos.
Me guste, o no.
Te guste, o no.
Estés o no.

Y así, al final de cuentas estamos como al principio, perdidamente solos. Y nuestros besos con tantas ganas de encontrarse.

Fue un placer haber coincidido.
Fue un placer habernos roto el corazón.

Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de habernos conocido. Que nunca intentare olvidarte y que si lo hiciera, no lo conseguiría. Que me encanta mirarte y te hago mío con solo verte de lejos.

Creo que es exacto citar a Cortázar pues no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero te quise y te quiero, aunque estemos destinados a no ser.

Tengo una gran ternura y un gran deseo de ti. Pero es inútil esperarte, no estás, no llegas. Tengo que escribirte estas cosas cuando no quisiera escribirte ni decirte nada, sino abrazarte y besarte en silencio, y mirarte, sentirte a mi lado. Estar juntos, así no más. Así, todo el tiempo.

Todo lo que yo quería de ti eran esas cosas cotidianas. El olor de tu cuerpo, saber lo que piensas de cualquier cosa, de ti, de mí, de nuestro entorno. Quería que miraras más de mi apariencia, que me recordaras con pasión y que el placer que nos inventáramos fuera otro signo de libertad.

Quería entrelazar mis manos con las tuyas. Quería ver estrellas junto a ti. Antes de que se nos acabase la eternidad. Pero fue demasiado tarde y no hay nada peor que el "demasiado tarde"

jueves, 30 de octubre de 2014

Just alone...

Freya.
Las cosas no parecen mejorar.
Sin Tima aquí que me diga que todo estará bien, simplemente no puedo ver la luz.
Hoy Fernando me dijo que una relación no puede ser posible entre nosotros. No me sorprendió.
Su actitud, gestos y mirada lo decían todo.
¿No es un poco irónico? Tima, quién fue la que me dijo que le dijera que sí a Fer, ahora no está y el mismo Fer, que representaba aquella parte enterrada en las profundidades de mis anhelos también se ha ido.
Tima, quien fue la que me dijo que abriera mi corazón se ha ido, al igual que la razón misma que lo abrió.
Está bien. Lo prefiero así.
Tengo miedo del 30 y 31, no sé que veré. No sé que sentiré. No sé que es lo que haré.
Las cosas no están bien y el mundo no parece percibirlo.
El equilibrio no está balanceado.
Llevo días sin dormir y mi cabeza va a explotar. Cansada me sumerjo en mis pensamientos y lágrimas.
Caí en el patético caso de "memorias ausentes" que son cosas que no habían pasado pero que quería que pasaran. Un beso bajo la lluvia. Una sorpresa en Navidad. Velas, cenas y películas que jamás tendrán lugar. Sonrisas tímidas que jamás existirán. Manos entrelazadas que jamás se sostendrán. Poemas que jamás se escribirán. Miradas que ahora, jamás se cruzarán.
Está bien. No estaba destinado a ser.
Con cuantas ganas quería querer.
Con cuantas ganas quería emocionarme, ilusionarme y enamorarme.
Con cuantas ganas quería detener el tiempo entre besos.
Pero aún más importante, con cuantas ganas quería que fuera con él.
Quería que sus brazos fueran mi abrigo en diciembre y mi fortaleza en octubre.
Quería que sus ojos fueran mi santuario y su boca mi hogar.
Quería que funcionara. Quería que me quisiese.
Quería tomar su mano en otoño y alegrarle el día cuando lo necesitara.
Pero está bien.
No estaba destinado a ser.
Desde un principio concluyó. Mi ilusión se fue con su atención.
Mi esperanza murió junto a sus detalles.
Si tan solo...

Tima se equivocó, y me duele tanto no tenerla para contarle todo esto. Me duele tanto no poderle decir: "Te lo dije duendecillo, siempre lo estropeo"
Ella me hubiera dicho: "No es tu culpa"
Y yo le hubiera contestado: "Lo es, o ¿no fui acaso yo la que no logró pasar su "Prueba"?".
Me miraría con su cínica mirada divertida y me diría: Es él quién no logró pasar LA prueba.
Reiríamos y me animaría contando chistes sobre niños de mami. Al final rematando con un: "Eres arte, él simplemente no es un buen admirador. No sabe apreciar lo realmente bello."
Discutiríamos sobre que no soy bella y terminaría perdiendo con mis propias palabras. Nobleza, lealtad, sacrificio, esfuerzo y atención.
Soy patética, simplemente patética.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Las estrellas siempre han sido mi medicina.
Mirarlas me tranquiliza, anima y reconforta.
¿Pero la luna? La luna es otra historia.
Es tan parecida a mí.
Sola, esperando.

martes, 28 de octubre de 2014

Tima

Freya.
Mi corazón se ahoga entre sonrisas falsas. Pero no puedo, no debo dejarlos entrar.
¿Es que las lágrimas son una representación de la verdadera fuerza? ¿Es que una mirada ausente y llena de esperanza es un gesto de amor?
¿Por qué? Es lo único que se repite en mi mente.
Tima partió.
Se fue con una sonrisa según me contaron. Se fue susurrando un "Los amo, no estén tristes. Y sabré si lo están, los estaré vigilando".
Se fue como una noble brisa matinal. Fresca, deliciosa, pura e inspiradora.
Sus palabras siempre quedarán tatuadas en mi corazón. Tanta sabiduría, tanta ilusión, tanta esperanza y tan pocos años.
¡¿Cómo?! ¿Cómo apago los gritos del corazón? Gritos que me parten el alma en silenciosas sonrisas.
Le dije que no se preocupara por mi. Que yo veía a la muerte como algo hermoso, jamás olvidaré su sonrisa cínica. "La muerte lo es, pero no el dolor que causa a los que se quedan".

La muerte siempre había representado para mí algo hermoso. La conclusión de una gran obra. A veces magistral, otras tantas un poco más simple. Muy pocas veces justa.
Sin palabras que ocupen mi mente, el dolor se abre paso.
Sin motivos que guíen mis esperanzas, octubre se hace presente.


--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Tima.

Oh Tima. Mi querida Tima.
Solías llamarme tu ángel. Decías que me habían enviado desde el cielo.
Me abrazabas como jamás lo hizo nadie.
Y amaba cuando te sentías fuerte.
Te admiraba tanto.
Te extrañaré tanto.
Gracias por despedirte. Sabía que no te irías sin decirme adiós.
Sé que te prometí que no lloraría pero, ¿por qué tenías que irte justo ahora? Justo cuando más te necesitaba.
Tima, mi querida Tima.
Yo no fui enviada a ti, tú fuiste enviada a mí.
Tu me recordabas como mis problemas no eran importantes, como no importaba qué debía sonreír.
Tu fuiste luz en un mundo de banal oscuridad.
Gracias por nunca dejar que olvidara lo que importaba.
Como quisiera poder cambiar papeles. Tú que hubieras podido cambiar el mundo con solo una sonrisa.
Lamento tanto no haber estado.
Lamento tanto el no haberte ido a visitar.
Ahora serás tú quien me visite a mí.
Te prometí varias cosas Tima, y quiero que sepas que las cumpliré. De alguna forma, en algún momento.
De alguna manera me consuela saber que ahora sabrás que el cielo existe.
Y que aquellos, grandes almas como tú, son quienes lo habitan.
Espero de todo corazón que Dios tenga la paciencia que dice tener, jajaja. Pequeña duendecilla preguntona. Espero que ahora sepas la respuesta de cada una de tus preguntas, excepto la del sexo, jajaja. Esa que jamás te quise responder. Y de verdad, de verdad espero que no cumplas la promesa del 22 de septiembre, sabrás bien a cual me refiero, pequeña espía.

A ti, que me recordaste lo bueno de la vida, siempre te recordaré. Recordaré tu risa, tu sonrisa. Tu tipico y único lunar en el hombro y tus dientes chuecos. Recordaré tus palabras y tus miradas ausentes. Te recordaré como inspiración y motivación. Como el rayo de luz que guía en la oscuridad. Recordaré como jugabas con la lengua cada vez que pensabas y como en tus ojos tu alma se asomaba.
Recordaré tus cuentos y tus añoranzas. Tus sueños y tus esperanzas.
Recordaré como disfrutabas de un buen pay y como odiabas lavarte los dientes después de cualquier postre.
Te recordaré bella y sonriente, con tu anhelado cabello rizado y mejillas sonrosadas. Te recordaré a ti, Tamara Vargas, como el ángel que se burla de mis estupideces desde allá donde no hay dolor.

Gracias por todo.
Tuya.
Fanny.

martes, 14 de octubre de 2014

Discodia

¿Es que alguna vez tendremos aquello que conscientemente queremos?
Hola Freya, hoy fue un día de emociones intensas. Emociones por las que muchos

jueves, 9 de octubre de 2014

Día 1: Revelaciones.

Freya.
Hoy he iniciado ésta aventura con la esperanza de entender las profundidades de mi propio ser. Soy desorganizada, impulsiva, romántica y pasional. Mi propia e incongruente manera de pensar me arrastra a preguntas equivocadas y en consecuencia a respuestas erróneas. La mayoría del tiempo no logro entenderme y me pierdo de aquello que ni siquiera sabía que había conseguido.
He iniciado ésta aventura con la intención de conocerme mejor y tratar de organizarme un poco más. Mi vida hasta el día de hoy ha sido y es un completo desastre. No sé hacia dónde ir o qué pensar. Qué buscar o qué responder. No creo siquiera poder asegurar que me conozco y que sé lo que quiero. Mis carencias e inseguridades me hunden en problemas que no son más que mero drama caprichoso. Mi tendencia a querer ser algo que seguramente no soy (normal) me conflictúa en la búsqueda de mi personalidad y pensamientos, inclusive en mis emociones.
Mi necesidad de afecto me sofoca. Mi soledad me abruma.
Me necedad al no querer mirar mi realidad me asusta.
¿Qué fue, es y será de mí?
¿Por qué me aferro a la idea del amor?
Hmp, ¿por qué me hago tantas preguntas si ni siquiera sé qué es lo que estoy buscando?
Hoy he iniciado ésta travesía con la esperanza de encontrar un cómplice real, un cómplice que he entendido, no puede ser nadie más que yo misma.
En el momento en el que logre sentar mis ideas y ordenarlas, tengo la esperanza de que mi visión será mucho más clara.
He iniciado hoy, una nueva etapa, en dónde no busco a nadie más que a mí. No busco la comprensión de nadie más que la mía y no busco el amor de nadie, más que el propio.
¿Será entonces que tengo una esperanza?
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Ella sonrió sarcásticamente sin apartar la vista de la carretera, hacía apenas dos minutos que casi se había estrellado contra un coche al pasarse un alto por ir tan distraída. Aún después de la experiencia, ella seguía inmutable, más consternada por la conversación que había tenido con sus mejores amigos que por el hecho de la posibilidad de haber tenido un accidente. En su cabeza repasaba las palabras de Milo y Peter y no lograba comprender su lógica. ¿Es que ella no tenía posibilidad alguna de ser amada? ¿De ser un única e irremplazable para alguien?
Su razón ya lo había deducido de hace tiempo atrás, pero al igual de necio que su esperanza, su corazón se negaba a escuchar a su razón.
–No es tan sencillo –se repitió en voz alta. –Los humanos no son tan sencillos.
Milo y Peter le habían dicho que los hombres eran tan fáciles que gustaban de una mujer en cuestión de segundos. Su naturaleza –femenina y complicada– gritaba que no, los hombres no podían ser tan jodidamente sencillos, era estúpidamente imposible. Sobre todo ellos.
No era posible que un hombre pudiese amar a alguien y ya. El hecho de que alguien fuese objeto de amor de otro alguien ya era, de entrada, profundo. Profundizar siempre había sido complicado, o al menos, ella lo comprendía de esa manera.
El amor si bien era sencillo, los humanos lo transfiguraban a algo bastante complicado. Era sencillo decir "te amo" ¿o no? Sin embargo, el significado de esa frase representaba algo demasiado grande como para ser explicado por algo tan finito como las palabras. Y si ni siquiera se podía definir con palabras cómo era posible que asegurarán que era tan fácil como amar o no amar.
Su mente era, en ese momento, como una cámara de políticos debatiendo. Se escuchaban voces y fundamentos en todo el salón pero ninguno resonaba tan fuerte como para sobresalir de los demás. Ninguno poseía la suficiente fuerza para ser convincente y ninguno planteaba alguna teoría que no se hubiese escuchado antes. Su sonrisa sarcástica señaló lo obvio. Al menos por esa noche, no iba a encontrar respuesta ni lógica a su pregunta.
Al darse por vencida en esa batalla, otra se desató en su mente y su corazón. ¿Qué seguía? Ahora sabía que no tenía oportunidad alguna de ser objeto de atracción de ningún hombre. Ella era demasiado en todos los sentidos para que alguien pudiese enamorarse de ella.
Era demasiado insegura, demasiado pasional, dramática, romántica e impulsiva. Era alguien que amaba las cosas más simples pero odiaba lo superficial. Era demasiado demandante y cambiante. Un momento hablaba demasiado y al siguiente se callaba y se perdía en miradas. Era demasiado necia y debatía por todo, aunque por dentro lo que más gozaba era de escuchar a los demás. Era demasiado triste aunque riera por todo y la sonrisa jamás se borrara de su rostro. Ella era demasiadas dudas, demasiadas inseguridades y demasiadas noches en vela.
Sólo había una cosa en la que no era demasiado y es que ella no era "bonita".
No, no tenía esperanza.
Ella era demasiado y muy poco, no era suficiente y  esa era la razón por la que no le gustaba que la conocieran realmente. Le gustaba que la gente pensara que era interesante, alegre y sencilla. Alguien que no se preocupaba mucho por nada. Le gustaba que la gente la admirara por ser sonriente, amigable y ligera. No le gustaba cuando alguien traspasaba sus murallas, se sentía desnuda, insegura y poca cosa. Sentía que si traspasaban esas murallas se darían cuenta de que en realidad no era interesante, no era fuerte ni "simple". Si traspasaban sus murallas, encontrarían a alguien con demasiados miedos, demasiadas dudas y demasiadas preocupaciones. Ella ya no sería ella y lo que la dentificaba. Se encontrarían con alguien que ni siquiera ella misma conocía a ciencia cierta.
Siguió manejando hasta que sin notarlo llegó a su apartamento. Había sido una clara revelación, su corazón a regañadientes había aceptado la lógica. Si lo que sus amigos habían dicho estaba en lo cierto, las probabilidades de que alguien la quisiere con todo lo que ella representaba eran casi nulas.
Decidió no pensar más en el asunto.
Subió directamente a la azotea del edificio y observo la luna llena.
Podía entender a la luna. Siempre presente, siempre solitaria, siempre cambiante. Ella la hacía sentirse acompañada y comprendida. La luna reflejaba su ser, su verdadero y desconocido ser.
Sonrió una vez más en la noche.
–Siempre Luna. Siempre Sol. –susurró con la esperanza de que sus palabras se perdieran en el viento y alguien, en algún momento y lugar las encontrara.